jueves, 15 de febrero de 2018

EL IMPUTADO


El asesino de Mauricio Andrada e Ismael Perussatto es Cristian Daniel Duarte, clase 1974  y legajo policial  Nº. Duarte tenía 39 años al momento de los hechos, había ingresado a la Policía Bonaerense en el año 2001 y llevaba 8 en el Grupo Halcón.
Acusado en principio de “homicidio en ocasión de robo” ya que Ismael había fallecido y Mauricio agonizaba en el hospital Gutiérrez, Duarte declaró 3 veces ante el fiscal Marcelo Romero. Su primer testimonio fue dos días después del hecho. Allí trató de explicar que cuando iba a tomar el colectivo en 23 y 71 para ir a la Escuela Vucetich, lo sorprendió una moto con 2 ocupantes, uno de ellos baja y lo golpea con un arma. Según él, cayó al piso y fue pateado mientras pensaba en la Bersa Thunder 9 mm con cartucho en la recámara que tenía en la cintura. Siempre según su relato, el agresor le quitó la mochila que le provee la Policía, le pedía el celular y lo apuntaba con un arma. Entonces, cuando logra incorporarse,  de espaldas a los agresores, ve a los dos agresores sobre la moto y escucha que el conductor de la moto dice “tirále, tirále”, cosa que no ha sido corroborada por ningún testigo. El relato de Duarte se hace allí cada vez más inconsistente. Dice que él se incorpora y, temiendo por su vida, con un pie en el cordón y otro en la calle, se anuncia como policía y dispara 2 veces utilizando la técnica de “Doble Tap”: dos disparos bien apuntados, seguidos y a zonas no vitales.
En principio no es creíble que si el acompañante de la moto estaba subido al vehículo con su mochila en mano izquierda y el arma apuntándole hacia atrás a Duarte en mano derecha y hacia flanco izquierdo, Duarte le haya podido propinar un disparo en la axila derecha porque esta estaría cubierta por el brazo que, según Duarte, le estaba apuntando. Además el “Doble Tap” es inverosímil habiendo en pericia de Policía Científica 5 casquillos de 9 mm desde el cordón izquierdo hasta casi el cordón derecho. Para completar, el justificativo del disparo al conductor de la moto porque habría infundido al otro sujeto verbalmente a disparar, se cae porque no hay testigos, porque el propio Duarte reconoce que estaba desarmado y porque la autopsia y Científica determinan que estaba en situación de huir.
En segunda instancia de indagatoria, a una semana del hecho y sumándosele la imputación de tentativa de homicidio de Mauricio, que aún luchaba por su vida, Duarte apeló al sentimentalismo y dijo que “Me siento muy apenado por lo sucedido. Soy padre de familia y único sostén de la familia. Nunca hubiera querido que esto sucediera, pero en ese momento estaba en riesgo mi vida”. Y ya en una tercera etapa, realizó una denuncia ante Fiscalía General, intentando ubicarse como víctima de un nuevo intento de robo a 10 días del hecho y en el mismo lugar, lo que atribuyó a una represalia por haber matado a un pibe y herido a otro unos días antes. Curiosamente agregó que en esa segunda ocasión también sacó el arma para defenderse, olvidando disimular que la única reglamentaria la había entregado al fiscal Romero como parte de esta causa. En tercera indagatoria, donde se le sumó el homicidio de Mauricio, fallecido en marzo de 2014, Duarte se remitió a lo ya dicho y se victimizó recordando la denuncia que había realizado por el supuesto segundo hecho.
El grupo Halcón, cuerpo de elite de la Policía Bonaerense, se dedica a la custodia de altos funcionarios, toma de rehenes, allanamientos de alto riesgo  y perímetros de seguridad. Con estrictos estándares de exigencia, capacitan al personal en tiro controlado, técnicas psicológicas para la negociación e irrupciones violentas a las que la fuerza llama eufemísticamente “Crisis con Rehenes”, “Personas Atrincheradas”, “Contención Suicida”, y “Mediación en Conflictos Sociales”.
En la instrucción de la causa declararon el jefe de Duarte en el equipo Alfa del Grupo Halcón, Gustavo Medina, quien reconoció que el objeto del grupo es resguardar la vida de terceros en hechos de alto riesgo y que “la muerte de un tercero sería la última de las opciones a tener en cuenta ante un hecho límite”. Agregó que en el entrenamiento tienen zonas específicas para dirigir los disparos controlados: la zona media del cuerpo, zona baja (piernas) y zona de muerte (la cabeza). Así lo corroboró el efectivo del Halcón Franco Telechea, que aportó que a la zona de muerte se le llama “botella”, que incluye rostro, cuello y parte superior del torso. Sobre la zona de muerte dijo que habitualmente “se evita y cuando se debe repeler una acción se procura preservar” esa zona. Agregó que lo que hacen es “neutralizar parcialmente” la agresión, es decir “repeler la agresión en zonas no vitales”,
Además, el propio Duarte reconoció ante el fiscal Romero que “todas las semanas se entrena con ‘tiro vivo’ (con munición) y ‘tiro seco’ (sin ella), hacemos tiro a silueta o blanco y tiro dinámico. Dicho entrenamiento no es el que recibe la totalidad del personal (…) sino exclusivamente las Fuerzas Especiales”.
En este proceso Duarte llega en libertad al juicio. Pero además, como una siniestra burla a los familiares de Mauricio e Ismael, en abril de 2015 el Ministerio de Seguridad informó el ascenso del teniente Duarte a teniente primero, en Resolución N°293, firmada por el ministro Alejandro Granados, que promueve al grado inmediato superior a un centenar de agentes del sub-escalafón general y de servicios generales, y afirma que el personal ascendidoreúne las condiciones de idoneidad necesarias y los demás requisitos requeridos para su promoción”. Para el ministro Granados y el gobernador Daniel Scioli, ser un policía de gatillo fácil es reunir “las condiciones de idoneidad, perfil profesional y funcional, destacándose por el compromiso en el ejercicio de sus funciones”.

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